La añada 2020 estuvo marcada por una pluviometría muy superior a la media, sobre todo en los meses de invierno y primavera, provocando en general racimos más grandes de lo normal.
Lluvias a mediados de septiembre diluyeron en primer instante la concentración, pero que la viña asimiló sin ningún problema en las tres semanas posteriores, permitiendo una vendimia sin sobresaltos, eligiendo el momento óptimo para cada terroir.
Como consecuencia, este año se ha dado una mayor producción en la viña que se manifestará en vinos algo menos concentrados, pero con un mayor equilibrio y sensaciones de fruta roja mucho más fresca.