Visitamos pequeñas parcelas de vides en vaso de 120 años en pie franco a 1050 metros sobre el nivel del mar. El espaciamiento en este pequeño viñedo en vaso, conocido como Punto Alto, se extiende fácilmente a dos metros o más entre hileras y vides. Las vides podadas no se elevan más de un pie del suelo, una precaución necesaria en esta tierra de frío severo, sequía y heladas. El viñedo en sí apenas podría tener un tamaño de media hectárea y los rendimientos, por debajo de los 20 hl/ha son pírricos.

Después nos desplazaremos a La Roza, que es un viñedo compuesto de 2,29 hectáreas de viñas de 165 años distribuidas en 19 parcelas. Dentro de todas ellas, tres parcelas de 0,24 ha y 689 cepas destacan por su calidad.

En el plan de recuperación de La Roza ha sido necesario realizar acciones como vallar las parcelas para reducir los daños de los distintos animales que habitan en el valle o incorporar materia orgánica de manera progresiva al suelo.

Y por último visitaremos La Mala. Este es el ejemplo del compromiso con nuestro patrimonio vitícola único. El fruto del esfuerzo personal sostenido de este equipo, cada día más enamorado del Valle de Atauta. La Mala representa la máxima expresión de la mineralidad en este valle. Un equilibrio perfecto entre la delicadeza del tanino proveniente de la arena y la potencia que le otorgan los 10 cm de arcilla antes de que las raíces se claven en la roca caliza.

Y ya de vuelta a la bodega cataremos 4 vinos que puedes acompañar de un plato de quesos manchegos gourmet de la quesería 1605.